1. Camino del Cid: Los cementerios de la España Vacía
No es ningún secreto que una de las virtudes del Camino del Cid es atravesar rincones muy poco conocidos de España. Tan inéditos que muchos de ellos se ubican en lo que, de un tiempo a esta parte, se ha bautizado como la España Vacía, muy palpable en zonas rurales de Soria, Guadalajara o Teruel.
Más que una España Vacía es una España poco habitada. Ello se percibe, también, en sus cementerios, en decenas de camposantos de pueblos con bellos nombres que, a diferencia de los de las grandes ciudades, se recorren en unos minutos y siempre tienen sus puertas abiertas.
En ellos apenas hay fallecidos de fechas recientes, imperan las tumbas antes que los nichos (aquí la falta de espacio no es un problema), los diseños de las lápidas peinan varias décadas y son, en su mayoría, obra de artesanos que esculpieron o dibujaron los rótulos con sus propias manos.
¿Una recomendación? Muchas: hacer un alto en todos los pueblos con ‘duende’, buscar su cementerio y recorrerlo con curiosidad; buscar la mejor fotografía y dejarse embargar por el silencio de los campos de España. Un ejemplo concreto: el solitario cementerio de Zayas de Báscones en Soria, junto a la ermita románica de Santiago.
2. Rutas del Emperador Carlos V: El camposanto alemán de las Guerras Mundiales
Existe un lugar en Extremadura en el que murió un emperador nacido en Flandes. Existe un lugar en Extremadura habitado por las tumbas de 180 soldados alemanes. Ni el uno, ni los otros tuvieron relación en vida (el emperador vivió en el siglo XVI y los germanos, en el XX) pero todos ellos tienen un nexo en común.
El flamenco es, lo han adivinado, el emperador Carlos V y el lugar en el que falleció, el Monasterio de Yuste, uno de los epicentros de las Rutas del Emperador Carlos V. Eso sí, no se encuentra enterrado ahí, sino en el monasterio de El Escorial.
Lo de los dos centenares de alemanes enterrados en una terraza natural con vistas al valle, a medio camino entre el monasterio y Cuacos de Yuste no es tan sencillo de adivinar. Se trata del Cementerio Alemán de Cuacos de Yuste, inaugurado en 1983 para acoger en un mismo recinto a 180 soldados fallecidos durante la I y II Guerra Mundial en España o cerca de sus costas. Es el único de su especie (En España hay numerosos cementerios ingleses pero sólo uno de Alemania) y fue iniciativa de la Comisión de Cementerios Alemanes creada en 1919 para promover y conservar las tumbas de los militares fallecidos fuera de las fronteras del país.
El camposanto de Yuste evoca el orden rítmico y marcial de jardines de piedra militares de Arlington (Estados Unidos) o Normandía (Francia) con decenas de tumbas alineadas y diseño uniforme, como si los soldados siguieran desfilando tras la muerte.
3. Ruta Vía de la Plata: La necrópolis neomudéjar junto a la carretera romana
No hay mejor forma de conocer una ciudad o un pueblo que visitar su cementerio. Ahí, entre esos cuatro muros, suele encontrarse su historia tallada en piedra. Y no es un tópico. En los cementerios afloran los logros, las victorias y las miserias. Por sus monumentos y panteones se conocerá la historia financiera de la villa, los apellidos de sus habitantes más ilustres y los períodos de máximo esplendor.
En el cementerio de La Bañeza, por supuesto, ocurre lo uno y lo otro. Situado en el extremo sur de la localidad y orillado junto a la Ruta Vía de la Plata, el camposanto es obra del arquitecto Juan Bautista Lázaro, responsable de las restauraciones de algunos de los monumentos medievales más significativos de la provincia como la Catedral de León, la basílica de San Isidoro o el monasterio de San Miguel de Escalada. El cementerio de La Bañeza recoge muchas de esas influencias y las recicla creando una fachada neomudéjar con el ladrillo tan característico asociado a este estilo.
Paradójicamente, el otro atractivo de la ciudad de los muertos leonense no es obra del arquitecto, sino de los maestros canteros y marmolistas que, a finales del siglo XIX, levantaron los panteones y mausoleos de la zona más noble, próxima a la entrada.
4. Caminos de Arte Rupestre Prehistórico: el guardián del Neolítico
Con los asuntos de la Prehistoria es complicado, por no decir imposible, coleccionar certezas. El ídolo de Peña Tú es uno de estos ‘asuntos’. Se encuentra en un alto del término municipal de la villa asturiana de Puertas de Vidiago, próxima a Llanes, y es una de las paradas obligadas de la zona norte de Caminos de Arte Rupestre Prehistórico.
El ‘ídolo’ es un dibujo realizado en una roca natural en la Sierra Plana de la Borbolla: representa una forma antropomórfica que sostiene un puñal propio de la Edad de Bronce y está acompañado de otros dibujos esquemáticos de, también, difícil interpretación.
¿Qué relación guarda, entonces, con la festividad de Todos los Santos (o Halloween) y las visitas a cementerios?
Durante años se creyó que el ídolo y la peña en la que se ubica señalaban el lugar de enterramiento de una personalidad importante de época, hipótesis ya descartada desde hace tiempo. Aun así, Peña Tú guarda una fina relación con la muerte pues se encuentra junto a una gran necrópolis, formada por grupos de túmulos megalíticos que acogen tumbas colectivas fechadas en el Neolítico y en la Edad del Cobre.
5. Caminos de Pasión: teatro fantástico en el patio del castillo
A medida que se acerca la noche de Todos los Santos suelen proliferar los planes nocturnos con un toque ‘fantástico’.
Uno de ellos tiene lugar en el patio de armas del Castillo del Moral de Lucena, fortaleza cuyos cimientos se hunden en la Edad Media y parada obligatoria en la ruta Caminos de Pasión. En el lugar no hay tumbas ni cementerios (ni espíritus) por medio sino la representación al aire libre de una de las obras cumbre del teatro español del siglo XVI: ‘Don Juan Tenorio’ de José Zorrilla.
Así, el patio de armas, el corazón arquitectónico de la fortaleza, acoge la representación con un escenario minimalista en el medio y el público acogiendo a los actores y disfrutando de música en directo.
La elección de la obra (que discurre originalmente en Sevilla) no es gratuita pues Zorrilla introdujo una serie de elementos fantásticos (la presencia de espectros, por ejemplo) que cuadran a la perfección con el entorno medieval y la atmósfera de las noches previas a Todos los Santos.
La adaptación de la obra de Zorrilla en el patio de armas de la fortaleza se celebra en el atardecer del 19 de octubre y encabeza las propuestas turísticas de Lucena para el puente de Todos los Santos de 2022, junto a la visita a la necrópolis judía bajo el formato de ‘La muerte en Sefarad’. Toda la información necesaria y la y reserva de plazas se puede encontrar en Turismo de Lucena.