Existe un lugar en Andalucía que transporta a la Antigua Roma, a la España Imperial y a una de las celebraciones de Semana Santa más genuinas. Se llama Carmona y está a 30 kilómetros de Sevilla.

Carmona es uno de los Cruces de Caminos en el que convergen varias Rutas Culturales de España: la Ruta Vía de la Plata, la Ruta Bética Romana, las Rutas del Emperador Carlos V y Caminos de Pasión.


Por al puerta grande: el Alcázar

Pocos monumentos ilustran mejor la esencia de Rutas Culturales de España que este edificio defensivo que hunde sus orígenes en el siglo VIII antes de Cristo. ¿Por qué? Porque roza los treinta siglos de historia (e historias) en sus piedras se pueden rastrear los méritos de casi todos los pueblos que han contribuido a su grandeza como tartesos, cartagineses, romanos, musulmanes y cristianos. No hay que excavar ni ser arquitecto para conocer los méritos de unos y de otros, desde los sillares almohadillados del periodo cartaginés a los arcos de medio punto romano pasando por las reformas medievales de musulmanes, que nos regalaron hermosos arcos de herradura.
El emperador romano César dijo de Carmona que era “la ciudad más fuerte de la Bética durante la antigüedad”, debido en gran parte al poderío de este Alcázar. No le faltaba razón aunque tuvo que ser un potente terremoto en el siglo XVIII, el de la ‘lejana’ Lisboa, lo que casi lo destruye. En la actualidad, el alcázar regala una de las mejores panorámicas de la ciudad, de su ejército de torres y campanarios, y de la vega de Carmona. Que lo tengan en cuenta los amantes de los selfies.

Tapas: instrucciones de uso

Tras picotear un poco de historia, conviene picotear algo de alimento y de líquido. En Carmona, las tapas (esa cocina en miniatura que es ideal para acompañar un vino o una caña en cualquier momento del día) son una cosa muy seria a la que se le dedican concursos, homenajes y eventos como el ‘mes de la tapa’ que tiene lugar en diciembre. El lugar ideal para comenzar una ruta de tapeo (o para comenzar el día con una tostada de pan regada con aceite de oliva virgen extra andaluz) bien podría ser la céntrica plaza de Abastos, la de San Fernando (popularmente conocida como ‘la de Arriba’) o las calles del casco histórico por las que fluye la actividad.

Gastrocarmona

¿Qué comer? La gastronomía de Carmona es (muy) famosa por las verduras que se cultivan en las huertas que rodean el pueblo. No hay que olvidar, sobre todo en los meses cálidos, probar las sopas frías como los salmorejos (aunque el producto tiene corazón cordobés); catar clásicos de las barras de toda España (las croquetas, las albóndigas, las tostas…); atestiguar lo bien que se trabaja el pescado de los puertos cercanos (el atún, las gambas o los chocos), deleitarse con los cortes más exquisitos del cerdo como la presa y el secreto, imprescindibles de casquería como las manitas o conservas ‘en orza’ típicamente andaluzas. También, sería un error no catar dos de las materias primas más exquisitas (las aceitunas de mesa o el omnipresente aceite de oliva virgen extra que nace a partir de ellas) en sus preparaciones más sencillas: acompañadas las primeras de un vino o una caña (un trago corto de no más de 20 cl) de cerveza o, el segundo, en una tostada de buen pan.

Pepe en la iglesia

Ahora que se habla mucho de perreo, en Carmona es famosa la figura de un perro. Tanto que incluso lo han esculpido en piedra para que el pueblo no lo olvide. El animal en cuestión se llama Pepe Chamorro y se puede encontrar en el repertorio de gárgolas de la iglesia de Santa María, el mayor templo de la ciudad, comenzado en el siglo XVI según la moda gótica y construido, sin prisa pero sin calma, en los posteriores. La citada escultura es una obra moderna (fruto de una restauración llevada a cabo a finales del siglo XX) que recuerda a un perro vagabundo muy estimado en la época. Pero no hay que permitir que esta anécdota difumine la importancia de Santa María, sus inmensas naves, el deslumbrante retablo mayor, las delicadas piezas de orfebrería que se exhiben, las luces coloreadas que penetran a través de sus vidrieras o el acogedor patio de los Naranjos, hermano del de la catedral de Sevilla y lugar que recuerda que esta iglesia, antes que templo cristiano, fue mezquita musulmana (y justo aquí mismo se encontraba el patio de abluciones).

Un emperador estuvo aquí

Carlos V frecuentó en vida la mitad norte de España (solía desembarcar en el Cantábrico en sus viajes desde Flandes) pero se prodigó poco por el sur. Una de esas escasas ocasiones fue con motivo de su boda con Isabel de Portugal cuando, tras su boda en la Catedral de Sevilla, emprendieron un viaje hasta Granada para celebrar su luna de miel. Su primera parada fue en Carmona, situada a apenas XX kilómetros de la capital andaluza, donde pasaron un par de días antes de seguir su recorrido hacia Córdoba, como si fueran una pareja más de turistas modernos. Si quieres conocer más sobre los paseos y rutas que dio Carlos V por España, aquí tienes toda la información necesaria.

Carmona rima con Roma

Seguramente en aquellos días del siglo XVI Carlos V pasaría cerca de la Necrópolis romana de Carmona pero había un problema: ésta no sería descubierta y desenterrada hasta mucho tiempo después, ya entrado el siglo XIX. El gran emperador, el hombre más poderoso de su época se perdió una experiencia turística que, en la actualidad, puede gozar cualquier amante de la historia o viajero curioso. Este cementerio fue creado (y utilizado) hace veinte siglos por los romanos instalados en esta rincón de la actual Andalucía. Posteriormente, fue olvidado, enterrado (qué paradoja) por el paso del tiempo y descubierto (y desenterrado) por un arqueólogo inglés. El lugar es, en la actualidad, un espacio mágico, un yacimiento vivo a cielo abierto en el que se ha encontrado mucho (monedas, joyas, perfumes, juguetes, mosaicos, estatuas o pinturas al fresco), guarda tumbas prodigiosas como la del Elefante y seguirá dando sorpresas pues los trabajos arqueológicos no han terminado. Junto a la necrópolis se encuentra el anfiteatro, una obra de arte esculpida en el mismo suelo en la que lucharon gladiadores y fieras. La Necrópolis es una de las muchas infraestructuras que construyó la colonia romana que fue una de las principales urbes de la provincia Bética, donde entre otras muchas cosas, aquí oficializó la gran autopista que unía el sur con el norte de la península: la Ruta Vía de la Plata. 

La Semana más Santa

Carmona es una de las etapas de la ruta Caminos de Pasión que recorre las principales festividades de la Semana Santa en el corazón de Andalucía. El propio casco antiguo forma parte de la escenografía de esta fiesta religiosa en la que los protagonistas (los pasos, las hermandades, la ciudadanía y los visitantes) se disgregan por calles, callejones, plazas y monumentos históricos para contemplar los pasos religiosos. Es como si el contenido de las iglesias se vaciara para convertir la ciudad en un gran templo al aire libre en el que se narran los evangelios. La fiesta tiene, además, muchos elementos inmateriales que ninguna fotografía es capaz de captar: los silencios nocturnos, los aromas del incienso, el canto agudo de las cornetas o el sonido seco del llamador que gobierna los movimientos de los costaleros. Una curiosidad: en la Semana Santa de Carmona recorre las calles el que es considerado el paso religioso más antiguo de Andalucía: el Señor de la Amargura, una talla gótica fechada en 1521. Si se visita Carmona en los meses previos a la Semana Santa no es raro toparse, por las calles del casco antiguo, a los miembros de las hermandades ensayando tras la jornada laboral: visten ropa de calle y los pasos no portan, todavía, las tallas religiosas pero el silencio y al majestuosidad son los mismos que en los días más devotos del año.

Despedida: La Giraldilla

Carmona se encuentra a apenas una treintena de kilómetros de Sevilla por lo que es difícil frenar el embrujo de la capital andaluza. El Patio de los Naranjos no es la única similitud entre esta localidad y la hermana mayor: la iglesia de San Pedro cuando con un campanario popularmente conocido como ‘La Giraldilla’ por su parecido (pero en tamaño reducido) con la torre almohade de la catedral.

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